El Museo Escolar de Pusol es un puente entre las antiguas y nuevas generaciones de la zona de Elche. Un proyecto destinado a que la memoria individual y colectiva no se pierda y llegue a los/as más jóvenes, creando así una serie de valores basados en las tradiciones.

Han pasado ya varias semanas desde que empecé el voluntariado en el Museo de Pusol (museo desconocido, por desgracia, por gran mayoría de los ilicitanos) y he podido conocer los pasos necesarios para que todo salga bien. Gracias a los trabajos que he ido haciendo en este mes y poco que llevo aquí, he podido ser partícipe del proceso interno del proyecto, dando de alta las donaciones de los vecinos y vecinas de la zona y también catalogando éstas mediante el programa Museia. También tuve la suerte de participar en el montaje del museo. Gracias a todo esto he podido ver la gran cantidad de objetos que alberga la colección de Pusol.

El hecho por el que decidí hacer este voluntariado fue para poder continuar con mi formación y de forma complementaria conocer la historia local. Pensándolo bien, si hubiese realizado el voluntariado o las prácticas de empresa durante el grado en otro museo creo que, en primer lugar, no podría haber conocido historia y tradiciones de mi zona, y, en segundo lugar, no habría podido tener un contacto tan directo con los objetos del museo, ya que desde el principio me dieron libertad y confianza.

Por otra parte, mi estancia en el museo me ha ayudado a valorar la relación que debe existir entre la enseñanza y la cultura. El proyecto realizado entre el Museo y el Colegio debe ser valorado y darse a conocer, pues permite que los niños y las niñas conozcan los valores de antaño, y los hace más sensibles a la historia y las tradiciones.

La experiencia aquí no podría ser mejor. Trabajar en el Museo Escolar de Pusol te crea una necesidad de querer saber más sobre los valores, las tradiciones, el pasado y las personas que lo componen. Ayuda a crear una conexión entre todas las generaciones. Animo a toda la gente a que se decida a hacer el voluntariado, ya que hay mucho trabajo por hacer y el ambiente en el que se trabaja no podría ser mejor. Más que profesionalmente te nutre personalmente.

Autora: Andrea Pérez de Tudela, voluntaria del Museo Escolar